Modelo geocéntrico de la Seguridad.

Share

“La seguridad es un mundo”

Cuando empecé hace años con estos temas de seguridad, me advirtieron de lo complicado que podía ser con esas palabras. Nada más acertado.  Y lo peor de todo es que muchas veces todo lo que lo rodea no parece tener sentido, pero tras largos años observando y observando, tomando anotaciones y especulando cual podría ser el orden lógico,  he llegado a tenerlo claro.

Ese trabajo terminó. Ahora me he dado cuenta de la exquisita sencillez del universo que nos rodea y trataré de explicarlo.

Lo primero que se podía observar es que ciertos conceptos aparecían periódicamente ante nuestros ojos, unas veces más cerca, otras más lejos, con un comportamiento aparentemente errático. La clave está en cuál es su comportamiento cuando desaparecen de nuestra zona de visibilidad.  Si consideramos una serie de elementos que giran alrededor de otro, la distancia de giro determinará cuando volverá cada uno a aparecer en el campo de visión que se pueda tener desde el central.Modelo Geocentrico

Si imaginamos que nosotros, nuestra propia seguridad y las medidas que la componen, estamos en el punto central, los periodos de aparición y desaparición de las amenazas se pueden corresponder con las distintas distancias.

 

Lamentablemente este diseño tenía dos puntos pendientes de aclaración. Porque según el punto de vista de cada uno las amenazas se pueden ver más lejanas o menos y porque su comportamiento incluso en el momento que las estamos observando no es precisamente simple.

Para darles explicación hay que introducir dos conceptos nuevos ya entrando un poco más al detalle: Que nuestra posición no está ubicada exactamente en el centro de giro y que las amenazas ademas de orbitar a nuestro alrededor tienen su propio movimiento de evolución.

Rotaciones

Como puede verse en el dibujo, hay un punto teórico que puede considerarse el eje de rotación de una amenaza. Nuestro desplazamiento relativo a ese punto sería como nuestra casuística particular nos expone a esa amenaza y afecta drásticamente a como la vamos a percibir.

Además, como comentábamos, las propias amenazas en su ciclo de vida tienen otro movimiento adicional, representado en el grafico por los distintos números que indican su posición mientras giran alrededor de un punto que a su vez lo hace alrededor del centro de rotación. Esto hace que desde nuestro punto de visión se perciban altibajos, e incluso retroceso en su evolución antes de desaparecer.

Todo encaja a la perfección así.

Ahora toca proseguir las observaciones con dos objetivos principales, ser capaz de valorar la distancia que nos separa del Centro de rotación, y los datos de órbita de cada una de las amenazas que vayan pasando por nuestro horizonte. ¿Me ayudáis?

1 comentario

  1. Buenos días amigo

    Vaya por delante que no pretendo polemizar, pero debo avanzar igualmente lo poco que comparto la idea de este artículo, creo que resulta obvio por el usuario que me he creado 😉

    En esencia, creo que cometes el mismo error que el que ya en su día te precedió con el mismo nombre. Y es tratar de explicar todo desde la perspectiva de estar en el centro del universo, siendo el universo solo la parte conocida sobre la que desarrollas todo un sistema.

    Sin embargo, existe una complejidad mucho mayor que la que podemos vislumbrar, y por tanto no podemos extrapolar nuestras observaciones a un “modelo” que sirva para regir nuestro sistema de gestión de la protección frente a amenazas, conocidas o desconocidas.

    Pongo un ejemplo que ilustre mi reflexión: Un cometa. Este hecho en sí puede provocar una auténtica catástrofe al sistema desarrollado, ya que se trata de un evento no observado anteriormente, con un comportamiento errático e impredecible, sobre una base probable antes no analizada y con unas repercusiones demoledoras y sin precedentes.

    Es obvio que tampoco una teoría heliocentrista puede anticipar un evento de esta magnitud, aunque puede “modelar” comportamientos de lo que nos rodea, y establecer vínculos y afectaciones entre diferentes amenzas para poder anticipar y en cierta medida minimizar un efecto que de otro modo es poco viable.

    Y quede muy claro de antemano que soy poco amigo de buscar un modelo “definido” que nos permita gobernar nuestras acciones, ya que cualquier efecto nuevo, desconocido o poco probable, se va a encargar de echar por tierra todo intento de organización, como ya hemos visto antes. Y pese a ello, sí creo que las amenazas deben “modelizarse”, y tener por tanto un plan de respuesta clara para el momento en el que se puedan producir. Y para “modelizar” las amenazas que nos pueden afectar, no podemos basarnos en ningún modelo geocentrista, ya que muchas de ellas no orbitan sobre nosotros, de hecho ni siquiera es predecible que nos puedan hipotéticamente afectar. Y sin embargo, llega el día en que hay un cambio (nuevo ataque sectorial, replicabilidad tecnológica, modus operandi de otro entorno geo/político), y nos situamos en la trayectoria de una amenaza que ha variado su comportamiento. Sólo haber modelado su impacto y definido repercusiones nos podrá ayudar.

    Con todo esto, tampoco creo que un modelo de gestión sea inútil. Por supuesto que nos sirve para establecer el nivel “esperado” que pretendemos alcanzar. Podríamos decir que es la base fundamental sobre la que apoyaremos cualquier acción posterior de anticipación y respuesta a amenazas. Pero no deja de ser eso, un sistema interno sobre el que me mido. No me sirve de nada buscar un nivel de protección = 8 si mi entorno requiere un 9, o bien si una amenaza en concreto se me echa encima.

    Y por supuesto, dentro de cualquier sistema que me ayude a definir esa base, un modelo geocentrista acentúa mi aislamiento en la visión de lo que me rodea, cosa que hoy es el mayor error que pueda cometer. Cualquier modelo que me acerque a una visión más cercana a lo que ocurre a mi alrededor y como interactúa conmigo, donde el centro de rotación de cada amenaza es propio y depende de la motivación que persigue, más facil me pondrá la contención y respuesta en caso de que se matierialice. Un modelo en el que un “todo” orbite sobre mi contexto de actuación (incluido yo mismo), puede resultar mucho más aproximado a la realizad con la que debemos lidiar. De este modo, cambios drásticos en el contexto en el que convivimos (como un crisis económica, adopción de nuevas tecnologías emergentes, etc), nos pueden poner en la trayectora de rotación de nuevas amenazas que antes no lo eran, o incluso movernos a nosotros a un nuevo panorama de rotación donde cambien drásticamente las reglas de juego y los jugadores.

    En conclusión, que pese a no ser suficiente, creo que sí es necesario establecer un modelo de gestión que acompañe a la modelización de amenazas conocidas y desconocidas que me puedan afectar. Y este modelo de gestión, debe fundamentarse en un sistema que pivote sobre mi contexto de actuación, y no sobre mi seguridad. Tanto es así, que mi propia seguridad debe estar embebida en el propio modelo de rotación, dado que su peso afecta significativamente a las amenazas que afectan mi “universo” de forma directa o indireta. Es decir, un modelo heliocentrista focalizado en el contexto de operación, complementado con un modelado de amenazas sobre ese contexto es el único modo viable de evolución.

    Perdón por el “tocho”. Aprovecho para felicitar al autor, ya que hasta las teorías más erráticas nos han servido para evolucionar como colectivo, y el artículo está muy bien planteado, pese a buscar desesperadamente dar continuidad a un criterio más propio del siglo pasado. 😉

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *