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Con cierto tiempo y perspectiva, todo acaba adquiriendo una claridad cristalina, independientemente de la supuesta complejidad o especialización que pueda entenderse necesaria en un inicio. Y es que la experiencia es todo un grado, y en el mundo de la Seguridad y la Cyber, no deja de ser un sombrero que, si bien no te otorga superpoderes para vulnerar al pentágono, cuando menos te da un cierto grado de coherencia, que personalmente creo que no es baladí.

Es por este motivo que, desde el calor de la experiencia que confiere la última ciudad de los humanos, en lo más profundo de la tierra, cerca del núcleo, las muchas vivencias en este “mundillo” que tanto nos apasiona (espero) me permitan opinar desde la prudente perspectiva de un guerrero que ha visto Matrix. Y llegado el caso, estar en el sitio donde se celebraría la victoria.

Pero vayamos por partes y con calma, que ironicamente ni la expeirencia va siempre acompañada de una mínima coherencia, ni todos los gorros albergan una mínima base de conocimiento. No espero por tanto permanecer carente de toda polémica, ni tampoco ser el abanderado de la razón. Simplemente, recuerdo la premisa que se instauró ya hace demasiado entre la gente con la que colaboraba…. “Ese Trastea”… Esa curiosidad innata en nuestro día a día, y unos cuantos años a mis espaldas me han traído hasta aquí.

¿Y DONDE ES AQUÍ?

Vivimos en un mundo del que muy pocos somos conscientes. Un mundo en el que las máquinas han tomado el control, y forman parte de nuestra vida de un modo inseparable y a la vez invisible. Un mundo en el que se abren miles de nuevas posiblidades cada día, apoyadas por tecnologías emergentes en completa vorágine, y sin embargo un mundo en el que igualmente convergen miles de nuevas amenazas.

Y es que cada vez somos más dependientes de la tecnología, y sin embargo, vivimos en una falsa sensación de seguridad permanente que no se corresponde con la cruda realidad. Es cierto que sabemos los riesgos a los que nos encontramos expuestos cuando navegamos alegremente por internet, chateamos, operamos en el home banking o incluso tomamos un avión o encendemos la luz. Pero cuando se trata de poner el riesgo en contexto… eso no nos pasa a nosotros. Y es que todavía somos unos pocos los que crecimos sin “enchufes” ni “interfaces”, pero nuevas generaciones emergen ajenas a un mar de riesgos que no anticipan más allá de su propio panorama visual.

HOY ESTAMOS EN GUERRA, AUNQUE LA SOCIEDAD NO ES CONSCIENTE

No hay que dramatizar, ni caer en el pesimismo, pero esa es la cruda realidad. Los adversarios están cada vez más cerca, son más y les mueven todo tipo de motivaciones. En el mundo digital existe una abosulta sensación de impunidad de países, organizaciones, bandas criminales, individuos, movimientos sociales… sensación que lleva a no dudar en tratar de vulnerar cualquier sistema, cuando pocos de ellos, arma en mano, harían lo mismo en el mundo físico. Pero es que las barreras artificiales que rigen los estados de derecho de las naciones suponen un infranqueable impedimento en la lucha contra cualquier tipo de delito digital. Todo esto, acrecentando por el hecho de que existen legislaciones (como la que nos acompaña), donde ni siquiera se regula la figura del delito de suplantación de identidad. La consecuencia, por tanto, es innegable, el mundo digital es un caos, la guerra, y estamos solos ante este panorama.

Y sin embargo…. tenemos la opción de escoger cómo enfrentarnos a estos nuevos retos cada vez más nos rodean y nos sitian. No todo está perdido en esta guerra, aunque el primer paso es obvio, una dosis de cruda realidad. No podemos enfrentarnos a nuestros demonios de la época que nos ha tocado vivir si no asumimos que estamos en clara desventaja. No podemos dirigir de la forma más efectiva nuestros esfuerzos en protegernos, si no somos conscientes que nuestros adversarios siempre estarán en clara ventaja, invertirán más, se moverán cada vez más rápido, y en esencia buscarán la forma de poder pagar el colegio privado de sus hijos o la hipoteca que también tienen. No nos equivoquemos en esto.

Hoy podemos pensar que una herramienta tecnológica es capaz de defendernos de complejos ataques dirigidos a vulnerar nuestros activos más críticos. También podemos creer que salvaguardar todo nuestro perímetro es factible e incluso fácilmente viable. Incluso podemos permitirnos trasladar o transferir parte o todas estas tareas a terceros que pueden ser orígen o parte del propio problema. En esencia, podemos llegar a creer que disponemos de los medios tecnológicos y materiales que nos permitan parar todos y cada uno de los ataques que podamos sufrir.

Y sin embargo, la situación es otra muy distinta. Estamos condenados a ir por detras, a remolque, de nuestros adversarios. Los más lentos serán los que caigan primero (Regla Nº1: Cardio). Pero esa regla no siempre nos mantendrá indemnes, ya que no todas las motivaciones van a ser equivalentes, y un abanico de vectores de ataque puede llevarnos a cualquier modelo de amenaza específico a nuestra realidad que, independientemente de probabilidades o riesgos, debemos evitar o minimizar a toda costa. Es por tanto obvio que debemos priorizar, focalizar y concentrar todos nuestros esfuerzos en aquellas amenazas que sí nos supongan un grave problema. Para todo lo demás…

THE MATRIX HAS YOU

Y es que somos pocos pero valientes y convencidos. Y no podemos permitirnos el no poner en común nuestras experiencias y pensamientos en pos de plantar cara y proteger, responder con más fuerza o disuadir llegado el caso. Y es por ello que os propongo ver juntos hasta dónde llega la madriguera de conejos, compartiendo, discutieno y defendiendo nuestras ideas, pero poniéndolas en común para enriquecernos y seguir avanzando como colectivo.

Knock Knock…….

 

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